Finalmente todo el pueblo llego al lugar y la muchedumbre rodeo el misterioso montículo de huesos; se trataba de un esqueleto masculino, probablemente de unos ochenta años, con el cual yacían también esparcidos los huesos de un caballo, su montura y la ropa del jinete. También había una pistola oxidada por el tiempo.
La muchedumbre especulaba en torno al extravagante túmulo, era un verdadero misterio que los tenia perplejos y asustados. No fue si no hasta el momento en que un niño que se había aproximado bastante cerca del cráneo del hombre que atisbo en la pared algo escrito. Lo que decía tenia la apariencia de haber sido rasgado con un utensilio tan pequeño como una uña.
La leyenda decía lo siguiente:
"Yo soy el jinete sin destino, salí una mañana de mi casa, pero me tope con este muro alto y macizo. Toda mi vida rodee la pared, pero nunca pude encontrar una puerta"
"Yo soy el jinete sin destino, salí una mañana de mi casa, pero me tope con este muro alto y macizo. Toda mi vida rodee la pared, pero nunca pude encontrar una puerta"
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