martes, 26 de junio de 2007

Melancolía

lunes, 25 de junio de 2007

La muerte es lenta

Es un desenfreno por el fracaso, por despertar cada día y lograr el triunfo ateo de vencer a Dios en diminutos atentados terroristas. Vencer a Dios al no lavarme los dientes, vencerlo por no comer, por no ver televisión, por acostarme en un sillón polvoriento y mirar el techo todo el día. No llamar a nadie, no buscar nada, dejar que las cosas se mueran y que todo se contamine por el aire de una bohemia trágica.
¿Cual es la razón primaria e infantil por la cual alguien tiene el secreto de poder aniquilar su vida metódicamente?

sábado, 23 de junio de 2007

Aventura Cósmica

Compras drogas y te acomodas. Rompes el foco de oro que te alumbraba: sus protones acariciaban tu cuerpo con dulzura. Estas mas que listo y empiezas. Juegas a que caminas por un puente colgante y en el momento imprevisto saltas al vacío. Es una caída rápida, has caído como un trueno. Luego observas desde un rincón alejado como tu cuerpo se ha hecho pedazos. Te espanta ver la sangre desparramada, los intestinos tirados en el piso como serpentinas, los huesos rotos emitiendo radiaciones fluorescentes. Estas porciones de tu cuerpo ahora se comunican secretamente con el Universo, reciben instrucciones en un código numérico incomprensible. Sus diminutas antenas microcósmicas se encienden y apagan. Tu observas adquiriendo la forma de un ojo mágico, eres una esfera translúcida aprisionada en los deseos mas primitivos. Te mueves como una medusa en el mar, tus movimientos son lentos y seguros. Te empiezas a alejar dejando tu cuerpo en manos de Dioses jorobados que ya han llegado al lugar. Uno de ellos agarra algo de ti, ves que lo examina. Por la forma del objeto piensas que puede tratarse del tobillo. Te quedas mirando con inquietud, la situación tiene un aire macabro, comprendes que algo desatinado va a ocurrir y es cuando ves que se mete el tobillo en la boca y se lo come. Te retuerces sintiendo un dolor profundo en tu membrana de medusa, no entiendes y huyes hacia la superficie. Pero huyes como un bólido, como un auto de carreras acelerando al máximo. Atraviesas lugares extraños, todo es demasiado irreal. Nada encaja. Regresas a ver la escena del crimen, todavía puedes ver a pesar de que estas a miles de kilómetros de distancia. Ves a esos extraños y monstruosos seres como continúan consumiendo tus restos. Sus rostros son inexpresivas formas abstractas. Te miran a los ojos como borregos insípidos mientras arrancan con sus dientes tus pellejos. Les quitas la mirada y das los últimos pasos de tu viaje. Despiertas lentamente: tus pestañas son dos puertas de acero que se abren chirriando. Despiertas, la brisa de la mañana golpea tu rostro.

martes, 19 de junio de 2007