lunes, 16 de abril de 2007

El ejercicio de la muerte

Unas figuras cafés aparecen por detrás del librero. Por unos instantes me miran, luego empiezan a agarrar mis cosas guardándolas en unas cajas también cafés. Me quedo sorprendido por lo que sucede y uno de los personajes me empuja diciéndome que no estorbe. Se llevan pinturas, libros y todos las cosas que tengo dejando el lugar vacío. Antes de irse me preguntan si soy yo el verdadero dueño de todo esto y si ésta es mi habitación. Les dijo que si, que por supuesto. Muy bien, me dicen, usted también vendrá. Me quedo estupefacto mientras miro como sacan una caja mas grande que las demás y la abren. Por favor entre de una vez, pronuncian enfáticamente. Por unos segundos vacilo pero me doy cuenta de que no hay ninguna razón valedera para no entrar.