domingo, 11 de mayo de 2008
El ferrocarril del Domingo
Cinco y cuarenta y cinco del amanecer, un tren bala atraviesa mi cerebro haciendo que las sienes reboten de su sitio y los pellejos de la piel sean sacudidos como el polvo de los andenes. Los pensamientos más pesados de la semana se han subido a este tren para regalarme un Domingo sacudido. Ahora ya se sabe que el problema de los dolores de cabeza dependen del atropellante viaje de un tren bala y que los trenes si viajan por el cerebro y no solo existen en los cuentos de hadas de Alemania y de Japón.
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4 comentarios:
de paseo en domingo ando, pasé por aquí,
te dejo un gran saludo!
Bueno, un gran saludo igualmente.
Ah... parece una migraña. Son terribles esas desgraciadas, terribles...
Si, lo son. Son difíciles de sobrellevar.
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